XI

HELENA Y HECTOR DUERMEN.
ENTRAN DEMONIO 1 Y DEMONIO 2. SE ACERCAN A HELENA Y A HECTOR. LOS OBSERVAN.
DEMONIO 1: ¿Duermen o sueñan?
DEMONIO 2: ¡Ah, los sueños! ¡Mensajes codificados del inframundo que recuerdan el reino perdido!
DEMONIO 1: ¡Pamplinas! Los sueños, sueños son.
DEMONIO 2: ¡Muy original!
HECTOR: (DESPIERTA) ¿Quiénes son ustedes? ¿De dónde salieron?
DEMONIO 1: Yo podría hacerte la misma pregunta, y tardarías en encontrar una respuesta.
DEMONIO 2: Sí. Tardarías toda una vida.
DEMONIO 1: Digamos que somos súcubos virtuales...
DEMONIO 2: Incubos digitales.
DEMONIO 1: Fragmentos de tu memoria que han escapado a tu precario entendimiento.
HELENA: (DESPIERTA, A HECTOR) ¿Otra pesadilla? Tu programa de sueños debe estar fallando.
DEMONIO 2: (A HELENA) Se refiere a su memoria, no a la de su máquina. Y tú, no te hagas la inocente.
HECTOR: ¿Qué hay de malo con mi memoria?
DEMONIO 2: A parte de su inexistencia, nada (RIE)
DEMONIO 1: Entendámonos. (SE SIENTA Y ENCIENDE UN HABANO) Si partimos de la premisa...
DEMONIO 2: ... Por otro lado errónea,
DEMONIO 1: De que los humanos han creado a las máquinas a su imagen y semejanza...
DEMONIO 2: ...Sin implicaciones teológicas, claro.
DEMONIO 1: Tenemos que lo que se muestra en pantalla...
DEMONIO 2: ...Es decir, lo que tienes frente a tus ojos...
DEMONIO 1: Es sólo una mínima parte de lo que hay en tu mente.
DEMONIO 2: Es decir, en tu computadora...
DEMONIO 1: O más precisamente, en tu alma.
HECTOR: ¿Están diciendo que somos máquinas?
DEMONIO 1: Muy sofisticadas, por cierto...
DEMONIO 2: ...Pero máquinas al fin.
HECTOR: ¡Ridículo! Es lo mismo que decir que las computadoras son seres humanos.
DEMONIO 2: Lo verdaderamente ridículo es que estés hablando con dos seres que no existen.
DEMONIO 1: Aunque lo hagas a diario.
DEMONIO 2: En lo que llamas la red.
DEMONIO 1: En palabras sencillas, aceptas el delirio cuando te llega por satélite,
DEMONIO 2: Pero lo temes cuando viene por tus venas.
DEMONIO 1: Y si entra un virus en tu computadora te parece normal.
DEMONIO 2: Pero si un demonio llega a tu casa, pegas un grito.
HECTOR: No es lo mismo.
DEMONIO 1: Si prefieres, nos vamos.
DEMONIO 2: Porque de lo maldito, poquito.
DEMONIO 1: (A HELENA) Y tú, te vas con nosotros.
TOMA A HELENA DE LA MANO, ELLA SE RESISTE. HECTOR TIRA DE LA OTRA MANO. FORCEJEAN. AL FIN, DEMONIO 1 Y DEMONIO 2 LOGRAN ARRASTRARLA FUERA DE LA ESCENA. HECTOR; (GRITANDO) ¡Nooo!