V

ENTRA HELENA. LUCES SUBEN.
HECTOR: (SE LEVANTA DE UN SALTO) Te fuiste sin decirme nada. Debo disculparme por haberme quedado dormido. La cerveza, o quizás tu relato del sueño...
HELENA: ¿De qué me hablas? ¿Cuál cerveza? ¿Cuál sueño?
HECTOR: ¿No lo recuerdas? Tú también tomaste. Puede que creas que no ocurrió en realidad, pero yo...
HELENA: No sé de qué me hablas. ¿Tienes comida?
HECTOR: El refrigerador está lleno. ¿Recuerdas ahora?
Caminabas por un desierto. Hacía mucho calor y no llovía. De pronto, una niña se te acerca. En realidad no era una niña...
HELENA: Me estás confundiendo.
HECTOR: ¡Está muy claro! Me hiciste una visita virtual, me contaste tus sueños y te fuiste.
HELENA: Pero no lo recuerdo.
HECTOR: Se borró de tu memoria. Pasa a menudo.
HELENA: ¿Qué más te dije?
HECTOR: Me hablaste de un hombre en bicicleta. Te guiño el ojo y salió.
HELENA: (SE APROXIMA A LA NEVERA Y LA ABRE)
¿Quieres una cerveza?
HECTOR: (DESPLOMÁNDOSE EN UN SILLON) Claro.
HELENA TRAE DOS CERVEZAS. OFRECE UNA A HECTOR Y ABRE LA OTRA. SE SIENTA TAMBIEN. BEBEN.
HELENA: Verás. Si inventaste todo esto para hacer una conquista en la red, te diré que, por un lado, me parece innecesario. Todas saben que cuando aceptas una cita es noventa y nueve por ciento seguro que acabarás teniendo sexo.
HECTOR: Yo no...
HELENA: (INTERRUMPE CON GESTO DE NO HABER TERMINADO)
Entiendo que sea posiblemente tu primera vez, puede que estés estrenando el equipo y aún no conozcas bien las reglas.
HECTOR: (ALTANERO) Conozco perfectamente las reglas y los equipos.
HELENA: Entonces eres novato en materia de sueños. ¿Nunca has soñado nada?
HECTOR: Aparte de lo de ayer, sólo he tenido pesadillas. Por eso tomo pastillas.
HELENA: Te ha salido en verso.
HECTOR: Soñaba siempre que me perseguían y me mataban.
HELENA: ¿Quiénes?
HECTOR: Me da vergüenza contarlo.
HELENA: ¡Vamos! Entre internautas no hay secretos.
HECTOR: Si me prometes que no volverás a desaparecer.
HELENA: Te lo juro por Bill Gates.
HECTOR: Los técnicos.
HELENA: (DIVERTIDA) ¿Los técnicos?
HECTOR: (ENOJADO) Sabía que te ibas a reír.
HELENA: No me río. Me parece curioso, es todo. Cuéntame.
HECTOR: Siempre estoy frente a la computadora y llega un técnico...
HECTOR SE SIENTA EN LA COMPUTADORA. ENTRA TECNICO, CON UN APARATO EN LAS MANOS QUE CONSULTA CONTINUAMENTE. HELENA, ATEMORIZADA, SE HACE A UN LADO Y OBSERVA SIN SER VISTA.
TECNICO: Hemos detectado una actividad irregular procedente de su equipo. ¿Ha estado intentando introducirse ilegalmente en la red del pentágono?
HECTOR: ¿Yo? Usted debe estar loco.
TECNICO: Puede que lo esté, pero mi detector no. Fíjese.
MUESTRA EL APARATO A HECTOR.
HECTOR: Sólo veo la marca del equipo. Hay millones como el mío.
TECNICO: Justamente.
HECTOR: ¿Cómo que justamente?
TECNICO: ¿No le parece justo? ¿Siente algún resentimiento en contra de la sociedad? ¿Se considera un número más y se cree en derecho de realizar algún acto heroico para salir del anonimato, algún crimen notorio que al menos haga justicia a su talento despreciado, incomprendido y pisoteado por un sistema inicuo y que sólo favorece a los que están dispuestos a renunciar a sus pretensiones individualistas para integrarse obedientemente a las filas de los asalariados con la sola promesa de una vida gris pero sin contratiempos ni sobresaltos? Diga la verdad: ¿Ha pretendido o pretende asesinar al Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica? ¿O al futuro rey de Noruega? (MIRA SU APARATO) ¡Bingo! Acaba de ser Usted identificado. (SACA UN ARMA Y UNAS ESPOSAS, SE LAS COLOCA.) Tiene derecho a permanecer callado y no responder para no incriminarse acogiéndose a la quinta enmienda de la Constitución. Tiene derecho a llamar a un abogado. Si no dispone de dinero para contratar uno, el Estado pondrá a su disposición un defensor público. Ahora arrodíllese.
TECNICO OBLIGA A HECTOR A ARRODILLARSE, CON EL CAÑON DEL ARMA EN SU NUCA.
Tiene derecho a rezar. Si no se sabe ninguna oración, puede decir ésta (SACA UN PAPELITO DEL BOLSILLO) cuyos derechos de autor han sido cedidos conforme al convenio internacional de Copyright válido en todos los países, incluidos China, la antigua Unión Soviética y Cuba. Repita conmigo: “Me encomiendo a Dios”
HECTOR: Me encomiendo a Dios
TECNICO: y/o Alá
HECTOR: y/o Alá
TECNICO: y/o Yahvé
HECTOR: y/o Yahvé
TECNICO: y/o Shiva, Zeus o la divinidad de su creencia
HECTOR: y/o Shiva, Zeus o la divinidad de su creencia
TECNICO: La mía no, la suya.
HECTOR: ¿En qué quedamos?
TECNICO: (IMPACIENTE) Se supone que debe nombrar una divinidad, si ninguna de las anteriores aplica.
HECTOR: ¿Y si soy ateo?
TECNICO: (CONSULTANDO EL PAPEL) ¿Si es ateo? A ver... Puede encomendarse a “otros”
HECTOR: ¿Puede ser Tao?
TECNICO: ¿Dijo Tao? (REVISA) No, no figura. Debe decir “otros”.
HECTOR: Me niego.
TECNICO: No puede negarse. El procedimiento es el procedimiento y los derechos son los derechos. Ya se los leí. A negarse no tiene derecho.
Además, ya se encomendó a Dios, a Alá y a unos cuantos más, (MIRA EL APARATO) está grabado.
TECNICO DISPARA. HECTOR CAE MUERTO.SUENA CELULAR DEL TECNICO. ESTE SE APARTA UNOS PASOS PARA HABLAR. HELENA SE ACERCA A HECTOR, CONMOVIDA. LO ACARICIA Y VUELVE A ALEJARSE CUANDO TECNICO REGRESA.