X

HECTOR Y HELENA CONVERSAN CON EMPLEADO DE FUNERARIA. EL CADAVER HA DESAPARECIDO.
EMPLEADO DE FUNERARIA: (REVISA UNOS DOCUMENTOS) Todo está en regla. ¿Alguna oración fúnebre?
(HECTOR Y HELENA SE MIRAN)
Permítanme asesorarles. ¿Alguna fe o religión en especial? (REVISA SU LISTA) Católico, episcopal, bautista, adventista, judío, islámico, budista... ¿Un dios, un creador, una mente universal...? (LEVANTA LA VISTA Y LOS MIRA)
HECTOR: Lo único universal que conozco es internet.
EMPLEADO DE FUNERARIA: (CONTENTO) No hay ningún problema. Permiso. (SE SIENTA EN LA COMPUTADORA Y TECLEA. LUEGO SE PONE DE PIE Y ESPERA, SIN PERDER DE VISTA EL MONITOR. HECTOR y HELENA MIRAN TAMBIEN, ATENTOS.
DE LOS PARLANTES DE LA COMPUTADORA SURGE EL SONIDO DE UN CORO RELIGIOSO. EMPLEADO DE FUNERARIA COLOCA SU MANO SOBRE EL CORAZON.


CORO:
Creemos en Una sola Red
Madre, Todopoderosa,
Creadora del Cielo y de la Tierra,
De Todo lo Real y lo Virtual...
EMPLEADO DE FUNERARIA: Bien, hemos concluido. Son trescientos cincuenta dólares. Por favor firmen aquí.
HELENA Y HECTOR FIRMAN. EMPLEADO DE FUNERARIA SALE.
HELENA: deberíamos celebrar.
HECTOR: No se vería bien. Se supones que estás de luto.
HELENA: Tienes razón...
HECTOR: (SEÑALA AL PUBLICO) Además, puede que estén espiándonos.
HELENA: ¿Lo crees? ¿No serán paranoias tuyas?
HECTOR: Internet tiene miles de millones de ojos y de oídos. No oíste al funerario: Internet es Dios.
HELENA: Por eso la reina quiere el control. Para eso busca la laptop.
HECTOR: ¿Qué reina?
HELENA: No lo sé…Me pareció recordar algo de pronto. Pero se ha borrado.
HECTOR: Trata de recordar…Puede ser importante.
HELENA: (SE ABRAZA A ÉL) ¿Crees que no lo he intentado? Todo es confuso, sólo veo fragmentos, imágenes vagas.
HECTOR: (LA ACARICIA) Cuéntame todo desde el principio. Tal vez así...
HELENA: (LO ABRAZA) Tú haces que me sienta real. ¿Sabes lo que es sentir siempre que eres el sueño de otra persona? ¿Qué no existes por ti mismo?
HECTOR: Puedo figurármelo.
HELENA: No, no puedes. Tú eres un hombre de carne y hueso...
HECTOR: Sí. Carne y huesos inútiles, colocados allí sin razón, como los pasajeros en la sala de espera de una estación de tren clausurada,
donde los trenes no se detienen ni pasan siquiera. Jugando con una computadora para matar el tiempo, que luego los matará a ellos.
HELENA: Pero puedes sentir.
HECTOR: Sí. Siento tu aliento azucarado, tu piel, tu mirada que me transporta a un mundo que nunca he conocido...Y sin embargo tengo nostalgia de él.
HELENA: Nuestros mundos son opuestos, jamás se encontrarán.
HECTOR: Siento que sí pueden encontrarse.
HELENA: Házmelo sentir.(SE BESAN. MUY LENTAMENTE SE DESVISTEN Y HACEN EL AMOR)